28 de octubre de 2009

Conclusiones del Encuentro sobre Eichmann

Por Agustín Ulanovsky, Coordinador de Punto IL, asociado a www.revistamo.org

Pocos personajes simbolizan tan claramente el horror del Holocausto como Adolf Eichmann. Asesino de escritorio y pieza clave en la telaraña burocrática que envió a la cámara de gas a millones de judíos, sobresale con nitidez, junto a otros jerarcas del régimen, en el inconmensurable genocidio.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, su nombre e importancia no eran públicamente conocidos. Hubo que esperar hasta el juicio de Nuremberg para que Eichmann empezara a ser descubierto como el asesino implacable que fue. A esta altura, ya era tarde: se había perdido convencido de que en unos años sus actos serían olvidados.

Cuando las persecuciones que lideraban los vencedores de la Segunda Guerra Mundial y algunas organizaciones como la montada por Simón Wiesenthal le pisaban los talones, huyó a Italia donde consiguió un pasaporte con ayuda de la Cruz Roja y ciertos miembros de la Iglesia Católica. Así fue como en 1950 se embarcó desde el puerto de Génova hacia Buenos Aires, confiado de que en la Argentina (donde habían sido recibidos varios nazis de renombre) podría iniciar una nueva vida.

Por diez años lo logró. Residió en Tucumán y luego en el Gran Buenos Aires, de forma austera y humilde. Mantuvo el contacto con algunos nazis residentes en nuestro país y pensó que su pasado estaba sepultado. El hombre que había organizado el transporte de millones de judíos hacia su exterminio en los campos de concentración, vivía ahora tranquilamente en la provincia de Buenos Aires y trabajaba en una fábrica alemana. Su nueva vida perduro de esta forma hasta que en 1960, un comando del Mossad (el servicio secreto de Israel) lo detectó y secuestró, para juzgarlo luego en Jerusalén, donde fue hallado culpable y ahorcado.

El secuestro del jerarca nazi Adolf Eichmann sorprendió al mundo entero por su eficacia pero fue un gran dolor de cabeza para el presidente Arturo Frondizi, quien se enteró del mismo literalmente por los medios. El rapto estuvo marcado por el desprecio por las instituciones de cooperación policial y penal, por la ilegalidad y la violación de las formas jurídicas. Omitió las formalidades legales propias de un proceso de extradición y resultó una vulneración dura a la soberanía del Estado argentino, amén de una transgresión a la ley internacional. Esta ilegalidad manifiesta socavó la legitimidad de Israel para la realización del valor justicia.

No obstante, el convencimiento de hacer justicia nos hace aceptar el secuestro maxime en el contexto desesperado en el que se hallaban las autoridades israelíes justificados por la propia actitud del Estado argentino que no había visto opuesto reparos en la llegada de uno de los jerarcas más importantes del régimen nazi.

Argentina tiene una historia específica en la materia tan intensa como contradictoria: centenares de criminales de guerra nazis encontraron seguro refugio en el país pero también miles de sobrevivientes y perseguidos judíos gozaron aquí de paz y prosperidad. Mientras dos bombas volaron la Embajada de Israel y la AMIA, dando muerte a más de un centenar de personas en los mayores atentados de la historia argentina, el gobierno de entonces condecoraba a la señora Emilie Schindler.

Pese a ser miembro de las Naciones Unidas y de haber suscripto el Acta de Chapultepec, Argentina jamás demostró un verdadero interés por apresar a los criminales nazis sino que, por el contrario, les brindó refugio y amparo. Las Naciones Unidas, Estados Unidos e Inglaterra le reclamaron en varias oportunidades por distintos criminales de guerra, con información precisa e indicaciones útiles sobre como encontrarlos. Sin embargo, nuestro Estado fue siempre reacio a tomar medidas.

Visto en perspectiva, el caso Eichmann fue valioso para sacudir al mundo y recordar los horrores del nazismo. Para Israel también fue un proceso doloroso aunque ejemplar, que le permitio tomar conciencia de la dimensión de los acontecimientos que hasta el momento prefería callar.
Hoy y en el futuro, será obligación de todos nosotros el mantener las lecciones que el caso Eichmann dejó y promover el acercamiento entre los distintos componentes de la comunidad internacional para impedir nuevos genocidios y encubrimientos que protejan a sus nefastos autores.

Les dejamos un interesante documental (dividido en siete capítulos) donde se narra en forma todo el proceso del secuestro y posterior ejecución de Adolf Eichmann.

Capitulo 1: http://www.youtube.com/watch?v=VMO-gRF_-VA

Capitulo 2: http://www.youtube.com/watch?v=-AjdMHeTf1Y

Capitulo 3: http://www.youtube.com/watch?v=HFRbUc9Qpyw

Capitulo 4: http://www.youtube.com/watch?v=pppbgBAbkBU

Capitulo 5: http://www.youtube.com/watch?v=m3hikz2lHIg

Capitulo 6: http://www.youtube.com/watch?v=0LiLqnTLCkQ

Capitulo 7: http://www.youtube.com/watch?v=X5RnUjnD5DE

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