28 de febrero de 2011

Nuevos discursos para un nuevo orden en Medio Oriente

Por Andrés Hidalgo Babour, miembro de Punto IL

Los periodistas hablaron, la gente se manifestó, los analistas internacionales opinaron, el mundo se expreso: “El conflicto en Medio Oriente se resolverá cuando culmine la disputa entre palestinos e israelíes” o una versión un tanto mas moderna: “Cuando los judíos cesen la construcción de asentamientos, los lideres palestinos podrían llegar a entablar negociaciones serias y por fin llegara la paz”.

¿Si lo antedicho llegara a suceder y la paz sea un hecho, todos los árabes que se manifiestan en contra de Israel se sentirán mejor? ¿Su “opresión” será parte de su pasado y podrán vivir en libertad? ¿Ha habido alguna vez un error tan evidente como el de llamar al conflicto palestino israelí, “Proceso de paz en medio Oriente”? Como si en Medio Oriente existieran sólo dos pueblos (y no países ya que uno de los dos integrantes de la disputa no es formalmente un país).

Mientras millones de árabes han sufrido la opresión durante años por parte de sus propios lideres; mientras gays y mujeres han padecido torturas de todo tipo, tan arcaicas que seria difícil encuadrarlas en un contexto histórico. Mientras la libertad de expresión brilla por su ausencia y el número de victimas inocentes árabes producto de la brutalidad de sus líderes aumenta día a día, el mundo solo ve y se obsesiona con el conflicto palestino israelí.

Como si los palestinos, aquellos en los cuales se ha gastado miles de millones y han rechazado una oferta de paz tras otra, fueran las únicas victimas en Medio Oriente. Los políticos, los analistas y los formadores de opinión llenan horas de televisión y páginas de diarios criticando a Israel y su democracia porque, al parecer, este “experimento democrático judío”, es una vergüenza, mientras que hacen caso omiso a la opresión sufrida por millones de árabes en la región. ¿Acaso alguien recuerda alguna resolución de la ONU o conferencia internacional en apoyo a los árabes que no fueran palestinos?

Ahora que el mundo árabe exploto, los detractores de Israel han descubierto una nueva causa de “libertad para los árabes oprimidos en Medio Oriente”. Ahora que la democracia israelí no se encuentra bajo su mirada incesante le dicen al mundo árabe: ¿Por qué no imitar al Estado judío? ¿Por qué no darle los mismos derechos a mujeres y homosexuales, tal como ocurre allí? ¿Por qué no brindar a su gente libertad de expresión, voto y oportunidades económicas como lo hace Israel? ¿Por qué no tratan que la religión conviva con la democracia, tal como sucede en Israel?

Es difícil de imaginar pero ¿qué hubiera pasado si los detractores de Israel hubieran puesto sus energías en combatir las mentiras de los dictadores árabes y hubieran defendido los derechos de los ciudadanos? ¿Y si el Presidente Obama hubiera destinado una fracción de sus palabras en defender al oprimido pueblo egipcio en vez de malgastarlas hablando de los asentamientos judíos?. Seguramente, la situación que vemos en varios países de la región, no hubiera tomado por sorpresa a muchos.

Ahora que la “olla del mundo árabe” se destapó, ¿cuan mala es la democracia israelí? ¿No seria bueno que estos países se asemejen (sin cambiar sus costumbres) a la sociedad civil israelí?

18 de febrero de 2011

Hechos y Conclusiones

Por Emiliano Senes, miembro de Punto IL

Las manifestaciones que vienen sacudiendo al mundo musulmán en las últimas semanas presentan elementos en común: con diferente intensidad y éxito, en Túnez, Egipto, Irán, incluso en Gaza y Libia los ciudadanos levantan la voz para protestar contra sus gobiernos. Se organizan con ayuda de las redes sociales y salen a las calles a manifestarse (en la medida de lo posible), y sus reclamos apuntan a la clase dirigente: exigen que se termine con la corrupción, el clientelismo, la pobreza, la carencia de oportunidades de crecimiento; exigen que haya un cambio de gobierno. En los países musulmanes donde no se han registrado manifestaciones se teme “el contagio” de la tendencia de las sociedades de organizarse y salir a reclamar por un país mejor.

De este lado del mundo, grupos de manifestantes de izquierda marchan por las calles “en solidaridad” con los pueblos que alzan su voz contra la opresión. En medio de estas demostraciones pueden observarse consignas antiisraelíes expresadas por escrito o a viva voz.

Esto me recuerda uno de los mitos del antisemitismo y cómo, por los hechos acaecidos en los países musulmanes en los últimos tiempos, podemos observar su falsedad. El mito asegura que la causa única del desorden y la volatilidad del Medio Oriente es la existencia del conflicto entre palestinos e israelíes; se cree que hasta que éstos no solucionen sus diferencias la estabilidad será imposible en la región. Por ello la izquierda, en complicidad con el fundamentalismo islámico, ataca constantemente al Estado de Israel “por ser el origen del sufrimiento no solo de los palestinos, sino de todos los pueblos musulmanes; cuando Israel haya desaparecido, la calma retornará”. Hablo de mito del antisemitismo porque en Europa, en la Edad Media, se acusaba a los judíos de envenenar los pozos de agua, causando así enfermedades, pánico y odio (hoy inestabilidad, resentimiento, violencia).

En estos últimos tiempos, los hechos han demostrado la falsedad de estas acusaciones: los pueblos musulmanes no marcharon en las calles contra el gobierno israelí, no fueron a buscar la desaparición del Estado judío como una solución para sus problemas, no hablaron de “sionismo” ni de la “causa palestina”; salieron a reclamar por sus derechos como ciudadanos y como seres humanos. La inestabilidad del Medio Oriente no proviene de una disputa por menos del uno por ciento del territorio de la región, sino por el totalitarismo, la violencia inter-étnica, la corrupción y la miseria en la que estas sociedades están inmersas desde hace décadas, y por responsabilidad de sus propios gobiernos.

Como señala un artículo publicado por el periodista británico Brendan O'Neill en el diario The Australian, “una de las cosas más sorprendentes del levantamiento en Egipto fue la falta de pancartas pro-palestinas”. Como indicó un observador egipcio, Amr Hamzawy, en la Plaza Tahrir y en otros lugares no hubieron letreros diciendo “muerte a Israel, América y el imperialismo” o “unidos en la liberación de Palestina”. En lugar de ello, esta revuelta fue sobre la libertad y las condiciones de vida del propio pueblo egipcio. A pesar de esto, en las demostraciones pro-Egipto en Londres el sábado, hubo un mar de pancartas sobre Palestina. “Liberen Palestina”, decían, y “Pongan fin a la ocupación israelí”. Los oradores tuvieron problemas para excitar a la audiencia al referirse a lo que sucedía en Egipto […]. Pero cada mención de la palabra Palestina indujo una especie de excitación Pavloviana entre los asistentes. Se animaban cuando la palabra con P era pronunciada, al canto de: “Libre, Palestina libre!”.

Algo similar sucedió en Buenos Aires, donde el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) realizó pintadas en el Obelisco en las que se leía “Fuera Mubarak”, pero también “Israel genocida”. Estas expresiones antiisraelíes exteriorizadas en momentos en los que ni israelíes ni palestinos eran el foco del problema dan testimonio de que el mito de la desestabilización es patente entre la izquierda, tanto en Argentina como Inglaterra y en Europa en general. Para el periodista citado, la cuestión palestina ha dejado de ser central en los países musulmanes para pasar a conformar patrimonio exclusivo de los occidentales radicales, una clase media aburrida y narcisista que necesita manifestar su piedad para con los oprimidos. El diagnóstico de O'Neill parece ser acertado, excepto por esto último; no parece ser evidente que los musulmanes hayan abandonado permanentemente el reclamo por los palestinos.

Más allá de eso, es importante remarcar dos cosas. La primera, que las causas de la inestabilidad del Medio Oriente se han hecho visibles para todo el mundo durante estas últimas semanas; negar esta realidad y alterarla para culpar al Estado de Israel por ello, es un engaño y una falta de respeto a los pueblos que han salido a demandar sus derechos. La segunda, que ni los palestinos ni los egipcios son relevantes para la izquierda, cuyo único fin es atacar al Estado judío (por su cercanía a Estados Unidos, o por su condición judía, o por ambas).
Los hechos hablan por sí solos.

Notas del autor: las traducciones son propias. Para consultar la nota citada ver: “Palestine an obsession of radical West, not Arabs”, The Australian, Brendan O'Neill, 16/02/2011, disponible en: www.theaustralian.com.au/news/opinion/palestine-an-obsession-of-radical-west-not-arabs/story-e6frg6zo-1226006572220 o en http://brendanoneill.co.uk

15 de febrero de 2011

¡Misión Cumplida!

Luego de la denuncia y campaña que comenzamos en Punto IL la semana pasada contra el graffiti "ISRAEL GENOCIDA" en el céntrico monumento del Obelisco, las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tomaron nota y el viernes por la noche cumplieron con su deber borrando la misma, tal como surge de la foto que se acompaña. No obstante, vale la pena recordar que antes de la campaña organizada por Punto IL, el graffiti estuvo en las paredes de nuestro Obelisco durante una semana.

En su twitter, el Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad Diego Santilli publicó las fotos del Obelisco previas y posteriores al paso de "los Impecables", en las cuales consta la indignante difamación firmada por el movimiento de izquierda PTS contra el Estado de Israel.

De esta forma, Punto IL reafirmó nuevamente el valor del compromiso y el activismo para impedir que un acto tan vandálico continúe impune. Aspiramos que con este ejemplo sean aún más los que se animen a levantar su voz contra todas las muestras de intolerancia y extremismo.

10 de febrero de 2011

¡BASTA!

A la extrema Izquierda argentina

Por Agustín Ulanovsky, Coordinador de Punto IL, para http://www.revistamo.org/

Señores de la extrema izquierda argentina: sé que perdieron hace tiempo su capacidad de escucha y reflexión por lo que probablemente hagan oídos sordos a este humilde artículo. No me hace falta más que ver los pañuelos con los que tapan sus caras y los palos con los que amenazan y golpean a las víctimas circunstanciales que rodean sus actos para comprender su concepción de la convivencia, la diversidad y la democracia. ¡Cuán desviados se encuentran de aquellas banderas que alguna vez la izquierda supo representar! De defensores de la libertad para todos por igual a aliados y soportes de los regímenes más teocráticos y despóticos del mundo. De portavoces de un discurso amplio y progresista a un mensaje autista y totalitario. De ejemplos y esperanza para millones a refugio para unos cuantos resentidos, obtusos y fanáticos.

Señores de la extrema izquierda argentina: sus síntomas evidencian su estado crítico. La severa y evidente paranoia que los aqueja les provoca delirios desconectados de la realidad y a insistir en imaginarios complots. ¡Cómo no comprender entonces la agresividad que expresan hacia su entorno! ¡Cómo no entender que cualquiera que no concuerde con sus rígidos postulados es un traidor aliado de “la oculta red imperialista que pretende destruirlos”!

Se preguntarán el por qué de este reproche: mi respuesta no es otra que la indignación que me invade por su nuevo acto de vandalismo. Su graffiti de “ISRAEL GENOCIDA” en el mayor ícono de la Ciudad de Buenos Aires, como lo es el Obelisco, me indigna más por su simbolismo que por su absurda difamación. Para los porteños, el Obelisco es un amigo, un habitante más de la ciudad. Él es tan suyo como de todos nosotros y quién no tiene por costumbre compartirle al monumento sus mayores alegrías, esperanzas y, por supuesto como argentinos que somos, sus penurias. Me animaría a decir que el Obelisco simboliza nuestra convivencia cotidiana y los deseos de progreso que tenemos como sociedad. ¡Contra todo eso atentaron cuando impunemente volcaron su propaganda difamatoria en las paredes de nuestro Obelisco!

Su obstinación contra Israel, su banalización de términos tan sensibles como “genocidio” o “apartheid” o que sigan representando al sionismo como el mal absoluto, no muy lejos de aquel antisemitismo clásico que equiparaba al judío con el peor de los males, ya no me sorprende. Si hasta una sonrisa me sacan porque soy consciente de que cuando insisten en imputar las mayores injurias e injusticias del mundo a Israel, justamente a Israel, no están haciendo más que copiar lo que sus referentes de la extrema izquierda europea han venido difundiendo desde que se convirtieron en la principal aliada y soporte del extremismo islámico.

Señores de la extrema izquierda argentina: su objetivo es claro. Utilizar cualquier recurso y oportunidad para convertir al sionismo (y por ende al Estado de Israel) en una entidad negativa, impopular, destinada a ser rechazada con miras a facilitar su ulterior destrucción. Su discurso, impregnado de fobia a la libertad, a la crítica abierta y al debate, encuentra múltiples puntos en común con los actuales líderes del radicalismo islámico y paradójicamente con sus opuestos de la extrema derecha a la que tanto dicen combatir. Todos juntos impulsan una versión del mundo maniquea y simplista dominado por un difuso enemigo elegido convenientemente: “el malvado imperialismo sionista”. Este enemigo, que debe ser extirpado, les permite explicar todo lo malo que acontece.

A esta altura ya me resigné a todo eso pero como porteño me sigo indignando a sus “ofrendas” de intolerancia y autismo, a sus caras tapadas con pañuelos, a sus palos preparados para golpear a quien se les cruce y a sus amenazas. Su mensaje ya no es más progresista, es intolerante y autoritario. Ya no son ejemplo para millones sino reductos de resentidos, obtusos y fanáticos. Ya no defienden a los que en serio pelean por sus derechos y libertades, sino que deciden sus apoyos conforme a quienes mejor respondan al rígido y represivo proyecto que representan. Como en las más tristes historias, la paranoia y los delirios terminaron por robarles lo más valioso que tenían: sus banderas e ideales.

No dejemos que el mayor ícono porteño se contagie y sea símbolo de intolerancia y extremismo. Recuperémoslo como representante de la sociedad amplia y pluralista con la que todos soñamos.

3 de febrero de 2011

Proyectando el 2011

Por Andrés Hidalgo Babour, miembro de Punto IL

El fin de semana del 3 al 5 de Diciembre, siete integrantes de Punto IL (Abiela Felder, Tatiana Kazakevich, Vanina Golman, Sergio Pisner, Juliana Verlatzky, Agustín Ulanovsky y Andrés Hidalgo Babour) tuvimos el agrado de participar del 2º Spabatón, organizado por Hillel Buenos Aires. El evento se llevo a cabo en el Spa Aquaesulis, ubicado en la localidad de Lobos (Pcia. de Bs. As.).

Durante todo el fin de semana tuvimos el agrado de compartir experiencias con coordinadores e integrantes de los distintos espacios que funcionan en Hillel (Arquitectura, Living de Economía y Negocios, Tzedek, la compañía de teatro Laté, etc.) y los coordinadores de los espacios que funcionaran a partir del 2011 como Kishurim y Comunicación.

Sin duda fue una oportunidad enriquecedora, ya que nos permitió estrechar lazos con otros espacios, planificar actividades con algunos de ellos en el 2011, así como también plantear objetivos para Punto IL el año entrante, donde uno de nuestros desafíos será poder concretar el tan ansiado viaje a Israel.

Además, contamos con capacitaciones a cargo de los reconocidos Roberto Dvoskin sobre "Introducción al pensamiento y análisis estratégico" y Alberto Levy quien hablo sobre marketing. Ambos nos brindaron su conocimiento para poder, a partir de una base teórica, tomar estas herramientas y aplicarlas el año entrante para cumplir nuestros objetivos.

Sin embargo, no fue solo capacitación ya que tuvimos oportunidad de participar de la fiesta organizada por los Coordinadores de las distintas sedes de Hillel Bs. As. y disfrutar de las instalaciones que nos brindó el spa.

2 de febrero de 2011

Intercambio y retroalimentación

Por Tatiana Kazakevich, miembro de Punto IL

Para Punto IL, la acción es un pilar esencial para llevar a cabo sus objetivos, por lo cual promovemos que nuestros miembros investiguen, participen y difundan lo que aprehendemos. Es por ello que el día jueves 2 de diciembre Florencia Garber, Andrés Hidalgo Babour, Sergio Pisner, Abiela Felder y Tatiana Kazakevich preparamos y brindamos actividades a jóvenes de entre 18 y 26 años que se preparaban para su viaje a Israel en el marco del programa Taglit Birth Right.

Con los dos grupos en los que trabajamos, el eje central de la actividad y el debate consistió en entender a Israel como Estado y como sociedad desde una visión más real y certera, aspirando a que los jóvenes pudieran desprenderse de los preconceptos y prejuicios que pudieran tener previos a vivir la experiencia que estaban por comenzar. De esta manera, se pretendió que los participantes encontraran nuevos puntos de identificación con Israel y pudieran formarse, o replantearse, sus propias imágenes u opiniones con respecto al judaísmo, el hogar judío, la democracia en Medio Oriente, la sociedad israelí, los derechos de la mujer, la ecología, el doble estándar, entre otras temáticas.

Por otro lado, esta actividad también permitió que miembros de Punto IL pudiésemos poner en práctica aquellos conocimientos y capacidades que hemos ido trabajando durante el año. Sumado a esto, una retroalimentación como la que hemos vivido nos permite, por un lado, transmitir nuestra voz en lo que se refiere a Israel y el Conflicto en Medio Oriente. A su vez, escuchar nuevas ideas y apreciaciones provenientes de otros jóvenes nos habilita a formar opiniones más críticas y fundamentadas.

En conclusión, destacamos que la participación de Punto IL en marcos como el que significa Taglit nos brinda un aporte muy valioso para nuestra causa e indudablemente aspiramos a avanzar en este vínculo en el año 2011.