28 de septiembre de 2010

Un profundo y extraordinario análisis

Por Agustín Ulanovsky, Coordinador de Punto IL

Punto IL tuvo el gran honor de recibir a Maximiliano Borches, Director de Revista Horizonte, quien en un brillante encuentro ratificó que es uno de los mejores analistas del conflicto en Medio Oriente en nuestro país. Sin lugar a dudas, por la claridad y profundidad del análisis de Maximiliano, la clase del último martes será una de las mejores de este año.

Maximiliano comenzó analizando el reinicio de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos. Calificó al proceso actual de "débil, particular y extraño" dado que no hubo acercamiento previo entre las partes, así como tampoco una agenda definida de antemano ni puntos de vista comunes preestablecidos. Por ello, Borches considera que la razón principal de las negociaciones fue conseguir "la foto" de los líderes de Israel y Palestina negociando, bajo los auspicios del gobierno demócrata de Estados Unidos.

Maximiliano adjudicó la presión del gobierno de Obama para que israelies y palestinos accedieran a negociar a las elecciones de noviembre próximo en Estados Unidos. Barack Obama, ávido de apoyos para su debilitado partido, buscó en este escenario un impulso frente al clima desfavorable y caldeado en el que se encuentra de cara a los comicios.

Borches además profundizó que tras la caida del Muro y merced al gobierno de Bill Clinton, las ideas de Estados Unidos eran las que primaban en el mundo occidental. Sin embargo, tras la Guerra en Irak, advierte que el liderazgo norteamericano se ha retraído y que "la imagen de gendarme" atenta contra su predicamento e influencia en el mundo árabe, favoreciendo el avance de otros intereses como el de los rusos y chinos.

Justamente por la relevancia en el orden económico, político y estratégico que tiene el Medio Oriente en la actualidad, Obama decidió tender puentes hacia el mundo árabe y diferenciarse así de la política de confrontación fijada por su antecesor Bush. El célebre discurso del presidente norteamericano en la Universidad de El Cairo puede enmarcarse dentro de este plan.

Cambiando de tema, Borches señaló que a ningún país árabe lamentablemente le interesa la cuestión palestina y sólo son usados para fines propagandísticos contra Israel. Citó la frase de Shlomo Ben Amí, quien entiende que el conflicto entre israelíes y palestinos es el de "un pueblo perseguido (judíos) contra un pueblo humillado (palestinos)".

Así las cosas, Maximiliano cree que la principal dificultad para arribar a una solución del conflicto es la crisis absoluta de liderazgo y profunda división interna reinante entre los palestinos. Al conocido enfrentamiento entre Hamas y Al Fatah, ahora se le sumó la reciente escisión dentro de la ANP producto del alejamiento del Frente para la Liberación Palestina. En consecuencia, es lógico que Israel no haga dolorosas concesiones sin antes asegurarse quién tiene la real legitimidad para representar a los palestinos, lo cual difícilmente se logre en el corto plazo.

Borches también contó que a las 0 hs. del 26 de septiembre pasado, momento en el cual se vencía el plazo de diez meses fijado por el gobierno israelí para no realizar más asentamientos, había colonos con todo listo para retomar las construcciones, cuestión más que sensible desde la óptica palestina. Pese a sus amenazas originales de abandonar las negociaciones si se retomaban las construcciones, Abbas decidió continuar por lo menos hasta la cumbre que compartirá con toda la Liga Árabe el próximo 4 de octubre.

A este complejo escenario, Borches le sumó la propia atomización y división del gobierno israelí producto de las diferencias entre Nethanyahu y Lieberman y los recientes acercamientos del lider del Likud con la referente de Kadima Tzipi Livni. Maximiliano criticó la gestión de Lieberman al frente de la Cancillería por entender que "falta diplomacia creativa" y citó como ejemplo lo ocurrido con la flotilla. No obstante, Borches asume que la sociedad israelí se está derechizando, pero lo suscribe dentro de la tendencia de Europa y el avance de los partidos de derecha.

Con respecto a Argentina y su posición frente al conflicto, resaltó que el actual gobierno se alejó de nuestra histórica política exterior de neutralidad y abstención en lo que respecta a Irán. Borches valoró que en los últimos cuatro años el gobierno haya denunciando internacionalmente y en la propia Asamblea General de la ONU a Irán por su falta de cooperación en la investigación de la causa AMIA. Asimismo, relativizó la importancia de Venezuela frente al régimen iraní.

Como podrán apreciar, Maximiliano demostró en el encuentro un análisis más que completo y profundo sobre la realidad actual del conflicto en Medio Oriente; nuestro mayor agradecimiento por su desinteresado aporte. Les dejamos aquí el video con las mejores fotos de la actividad:

27 de septiembre de 2010

El escenario actual después de Washington

Con el reinicio de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos en Washington y las intenciones de alcanzar una solución que procure un estado viable e independiente para los palestinos y garantías de seguridad a Israel, el conflicto entre Israel y la Autoridad Palestina entra en un momento fundamental de definiciones.

Para analizar el escenario y entender mejor las variables, contaremos con uno de los mejores analistas del Conflicto: Maximiliano Borches, Director de Revista Horizonte (www.revistahorizonte.org).

En consecuencia, los invitamos a una imperdible actividad el próximo Martes 27/9 a las 19:30 hs. en la Sede de Hillel Belgrano (O´ Higgins 1560).

26 de septiembre de 2010

Los Escombros que aún permanecen

Por Agustín Ulanovsky, Coordinador de Punto IL para www.revistamo.org

“Cuando hay impunidad, hay injusticia.
Cuando no hay derechos ni igualdad, hay injusticia.
Cuando desde sus tumbas nos miran los rostros de nuestros muertos
y no tenemos respuestas para darles, es injusticia.
Cuando la justicia tarda en llegar, ya es injusticia.”
De Sofía Kaplinsky de Guterman,
madre de Andrea, víctima del Atentado a la AMIA-DAIA.

Aquella mañana del lunes 18 de julio de 1994 despertaba a los que aún dormían con una noticia impactante: Argentina era nuevamente víctima del terrorismo fundamentalista. Dos años después del atentado a la Embajada de Israel, una bomba estallaba y derrumbaba el céntrico edificio de la AMIA y la DAIA.

El terrorismo radical islámico saciaba con este brutal ataque su sed de sangre inocente: ochenta y cinco vidas arrebatadas, cientos de heridos e innumerables familias destrozadas resultaron el saldo trágico de aquel día. Los terroristas no pidieron documentos para matar y la bomba no distinguió edad, nacionalidad o creencias religiosas en sus víctimas.

El Presidente argentino de entonces, Carlos Saúl Menem, atinó a comunicarse con el Primer Ministro israelí Itzjak Rabin y le dio el pésame, manifestando así su idea de que el atentado no estaba dirigido contra la sociedad argentina, sin considerar que el edificio de la AMIA y la DAIA reflejaban la historia y acción de las dos asociaciones más representativas de la Comunidad judía local. El líder israelí se percató de ello y le dijo que era él quien debía darle el pésame al mandatario argentino.

Mientras la bomba se cobraba sus víctimas, una oscura trama comenzaba a tejerse entre miembros del Poder Ejecutivo, jueces y funcionarios de los Servicios de Inteligencia y la Policía. El gobierno de Menem, lejos de concentrar los esfuerzos del Estado en investigar, perseguir y condenar a los autores y cómplices del Atentado, lideró un siniestro proceso destinado a encubrir a los responsables, diluir cualquier posibilidad de justicia y convertir a la causa en el paradigma de la impunidad en Argentina.

Los máximos responsables políticos de la tragedia no fueron echados del gobierno sino premiados. Tales fueron los casos de Carlos Ruckauf, Ministro de Interior de entonces y máximo encargado de la seguridad interna, quien fuera candidato a vicepresidente en las elecciones del año siguiente al Atentado y del Secretario de Seguridad Interior Hugo Franco, trasladado a la Dirección Nacional de Migraciones, desde ordenó destruir toda la documentación anterior a 1995 para tornar imposible la investigación de los extranjeros sirios que ingresaron al país y obtuvieron documentación argentina en tiempo récord.
La justicia que no es justicia

Las investigaciones y los juicios ligados al atentado a la AMIA adolecieron de vicios intolerables, primando muchas veces la protección de intereses particulares empeñados en impedir el esclarecimiento del suceso. La falta de profesionalismo, la improvisación, la impunidad y la falta de voluntad para encontrar respuestas dominaron este proceso por mucho tiempo y ponen al desnudo la desprotección que nos afecta a todos los argentinos.

La causa AMIA apuntó a investigar en dos líneas: una que cubrió la llamada “conexión local” y otra la “conexión internacional”. La primera estuvo a cargo del ex Juez federal Juan José Galeano y llevó a un juicio oral entre los años 2001 y 2004 en el que se juzgó a Carlos Telleldín, Juan José Ribelli y otros tres policías bonaerenses. Dicho juicio fue bochornoso dado que a los dos años de iniciado, fue anulada toda la investigación sobre la que se basaba y se absolvió a todos los acusados porque el Tribunal Superior entendió que toda la causa había sido un “gran armado arquitectónico” del ex juez Galeano y que, al estar plagada de irregularidades, debía ser anulada en su totalidad.

El magistrado, entre otras graves irregularidades, pagó en forma ilegal y secreta U$S 400.000 dólares a Carlos Telleldín, imputado de haber armado y entregado la camioneta Traffic que explotó el edificio, para que cambie su declaración e involucre a varios policías bonaerenses, entre los que se destaca Juan José Ribelli. Dicho pago fue concretado con fondos de la Secretaría de Inteligencia, que lideraba Hugo Anzorreguy, y fueron autorizados por el entonces Presidente Carlos Saúl Menem.

Tras la apelación confirmada por la Cámara de Casación, intervino la Corte Suprema en su carácter de máximo tribunal del país. Con gran atino, consideró que no era correcto anular toda la investigación y que buena parte de ella debía mantener su validez porque no se encontraba alcanzada por las irregularidades del Juez Galeano. De esta forma, ordenó revocar la absolución de Carlos Telleldín (último tenedor conocido del coche-bomba antes del atentado) y de los ex policías por los delitos comunes y juzgarlos ya que existía prueba “no contaminada”.

Finalmente, el máximo Tribunal envió un mensaje contundente a todas las instancias institucionales, al sostener que “la extrema gravedad de los hechos así como su repercusión y desgraciadas consecuencias, imponen el mayor de los esfuerzos en la recolección de evidencias en pos de arribar a la verdad”.

Irán: el principal sospechoso

Las investigaciones del Atentado dieron un gran vuelco cuando el fiscal Alberto Nisman fue elegido para liderar un equipo especial de la fiscalía del fuero federal. Luego de un exhaustivo trabajo, dio a conocer un informe detallado de más de 800 páginas, en el que distintos ciudadanos iraníes fueron acusados de planificar y organizar el Atentado a la AMIA.

Las conclusiones fueron tan contundentes que el juez argentino Rodolfo Canicoba Corral adoptó las recomendaciones e implementó las órdenes judiciales de arresto internacional contra seis iraníes acusados (Mohsen Rabbani, Imad Fayez Mughniyah, Ali Fallahijan, Ahmad Reza Asghari, Ahmad Vahidi y Mohsen Rezai). El Comité Ejecutivo de la INTERPOL lo avaló y emitió dicha orden de captura internacional.

Mohsen Rabbani, antiguo consejero cultural de la Embajada de Irán en Buenos Aires, es uno de los principales acusados porque habría participado de la reunión donde se decidiera el atentado el 14 de agosto de 1993 en la ciudad iraní de Mashad. Además, se lo vio recorriendo concesionarias para comprar una Traffic similar a la usada en la voladura de la AMIA y abrió una cuenta bancaria, al retornar de la reunión de Meshad, con grandes y sospechosos movimientos.

Si bien muchos iraníes críticos del régimen de su país lo señalaban como organizador del atentado, la entonces Corte Suprema de Justicia, adicta al gobierno del Presidente Menem, no permitió que se indagara al funcionario por su condición de diplomático. Consecuentes con el afán de sepultar cualquier investigación que arrojara resultados efectivos, la Cancillería argentina le sugirió en 1998 a Rabbani que abandonara el país por las pruebas que lo incriminaban con el Atentado.

Mohsen Rabbani es el mismo funcionario que mantenía asiduo contacto y fue recientemente vinculado con los dos terroristas islámicos que intentaron atacar el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy. Otro diplomático iraní acusado es Ahmad Reza Ashgari (conocido como Mohsen Randjbaran), quien abandonó sorpresivamente Argentina días antes del atentado, al igual que el embajador Hadi Soleimanpour y los embajadores de Irán en Chile y Uruguay, con destino a Frankfurt.

Pese a las pruebas que lo incriminaban con el Atentado, a la orden de máxima prioridad de captura internacional ordenada por la INTERPOL y al pedido argentino de colaboración a Irán, Mahmoud Ahmadinejad optó por proteger al acusado Ahmad Vahidi y lo designó Ministro de Defensa. Tras ser consultado por el caso AMIA, el Presidente iraní aconsejó al Gobierno argentino “buscar el interés y beneficio para todos, en vez de cumplir con el interés de una minoría de sionistas” (¡como si conocer la verdad del Atentado no fuera una cuestión que nos involucra e importa a todos los argentinos!). La Cancillería argentina consideró a dicha designación de Vahidi “una afrenta a la justicia argentina y a las víctimas”.

La trama que debe ser develada

En otro de los juicios derivados de las irregularidades que rodearon a la investigación del Atentado a la AMIA, el juez Ariel Lijo dictó el procesamiento del ex presidente argentino Carlos Menem, su hermano Munir, el ex juez federal Juan José Galeano, el ex titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy y el ex jefe de la Policía Federal Jorge Palacios por encubrimiento. Según este dictamen, Menem y su hermano Munir obstruyeron la investigación al ordenarles al entonces jefe de la SIDE y al juez Juan José Galeano no avanzar sobre la denominada “pista siria” para proteger al comerciante Alberto Kanoore Edul, cuya familia estaba ligada a la de los Menem, y a su entorno, entre los que se encontraba Mohsen Rabbani.

A poco del estallido de la bomba en el edificio de la AMIA, Telleldín recibió una llamada de Kanoore Edul, por lo que Galeano comenzó a investigarlo. Antes de concretarse el allanamiento ordenado, el ex jefe de la Policía Federal Jorge Palacios llamó al sospechoso y le advirtió de la inminencia del mismo.

Ante las crecientes sospechas que involucraban al comerciante sirio, su padre fue a la Casa Rosada a pedir ayuda haciendo valer la amistad que unía a su familia con la del Presidente. Fue en ese momento que Munir Menem llamó al Juez Galeano para congelar la pista de Kanoore Edul, la cual recién fue reactivada tras el alejamiento de Menem del poder.

Si bien este expediente no permitirá descubrir a los autores intelectuales y materiales del atentado, resulta fundamental para contrarrestar algo de la impunidad que rodeó a la investigación. Un país que aspira a ser serio y justo debe investigar acabadamente por qué el Presidente, altos funcionarios del área de inteligencia y de la Policía Federal Argentina y un juez de la Nación obraron coordinadamente para beneficiar a un sospechoso, sustrayendo medios de prueba e incorporando documentos públicos falsos.

Algunos signos positivos que no alcanzan

Vale la pena reconocer el viraje en la recepción de este tema en las cúpulas del poder argentino y destacar, como lo hacen todos los Familiares de las Víctimas, a los Presidentes Kirchner que han hecho del reclamo a Irán una política de Estado.

Por cuarto año consecutivo durante su exposición ante la Asamblea General de la ONU, la Presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner reclamó al régimen de Irán que acceda a extraditar a los ciudadanos iraníes acusados por la justicia argentina de haber participado en la perpetración del atentado a la AMIA. En esta última oportunidad, sorprendió a la comunidad internacional ofreciéndole al régimen islámico la selección de un tercer país neutral de común acuerdo para avanzar con el juicio.

Asimismo, durante esta gestión se ha reconocido formalmente la responsabilidad internacional del Estado Argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA por la falta de prevención del atentado, por las graves y deliberadas irregularidades cometidas durante la investigación judicial, por la denegación de justicia y por las maniobras de encubrimiento tendientes a garantizar impunidad a los responsables materiales y políticos.

Sin lugar a dudas, estos gestos políticos son positivos e ilusionan con que el Estado argentino finalmente se ocupe de garantizar el fin de la impunidad en este aberrante caso. Las promesas hechas en pos de adoptar una serie de medidas tendientes a fortalecer la investigación penal, a revisar la legislación sobre la lucha contra el terrorismo y el manejo de los fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia, a promover los juicios políticos a los funcionarios judiciales que no investigaron y a impulsar el tratamiento de una ley general de reparaciones pecuniarias a favor de los familiares de las víctimas además de intentar cerrar heridas, constituyen los objetivos mínimos a los cuales Argentina debe apuntar para evitar que nuevos ataques terroristas sean cometidos en su territorio.

No obstante, más allá de estos signos positivos, a más de 16 años del terrible atentado que sacudió a la Argentina, aún son demasiados los escombros que no se removieron, abundan las cuentas pendientes y la impunidad sigue primando en torno al peor ataque registrado contra una comunidad judía desde el Holocausto.

22 de septiembre de 2010

Más allá del Horror

Este último martes, y con el afán de cerrar la serie de encuentros ligadas al estudio del Holocausto a partir de películas de cine, nos encontramos en Hillel a fin de ver y analizar la película "Juicio a Dios" ("God on Trial"). Fuerte, conmovedora y polémica, la película trata sobre el juicio que un grupo de prisioneros de Auschwitz le hace a Dios por el presunto "incumplimiento del pacto celebrado entre Dios y el pueblo".

Impresiona la profundidad de los diálogos y que haya sido posible reflejar en las distintas argumentaciones gran parte de las posturas que se tienen dentro de la Comunidad en referencia a cómo fue posible el Holocausto y la relación de los judíos con Dios a partir de esta negra etapa.

Sin lugar a dudas, una pelicula que deja meditando y reflexionando hasta incluso llegar a temas, que si bien parecen lejanos, están intimamente ligados.

A modo de ejemplo, en uno de los diálogos uno de los prisioneros manifestaba que "Quizás después del Holocausto, vinieran tiempos mejores, por qué no un regreso a Israel". Eso llevó a charlar en el encuentro sobre lo impactante que debió ser para la época, y principalmente para los sobrevivientes del horror nazi, el nacimiento del Estado de Israel.

En definitiva, recomendamos ver esta película. Vale destacar que en You Tube se puede encontrar a la misma dividida en partes.

20 de septiembre de 2010

Reflexión y Charla sobre la Shoá

Por el Dr. Sergio Pisner, miembro de Punto IL

Otra noche más de reflexión y charla nos encontró en Hillel Norte para compartir un encuentro con el Psicólogo Juan Jorge Fariña. Junto con él seguimos trabajando el modulo de Shoá desde distintas perspectivas.

Lo primero que pudimos analizar fue el trabajo de masas que se ejecutó sobre la sociedad alemana y sobre los mismos soldados del III Reich. Fariña nos mostró una interesante analogía con los textos de Asimov, refiriéndose a lo que éste considera “el ciudadano gris”, capaz de sentirse completo a través de participar de algo superior y sin hacer un juicio de valor sobre sus actos.

En esta analogía Fariña tomó las tres leyes de la robótica de Asimov:

1) Cuidar a los humanos
2) Obedecer las órdenes del humano sin contradecir la 1era ley.
3) Proteger su existencia sin incumplir la 1era y posteriormente la 2da ley.

Ahondando más allá de estas tres leyes y llevándolo al plano del mundo real, se empezó a generar un debate moral y ético, con cuestionamientos como "¿Es válido sacrificar a algunos para salvar a millones?".

Fariña opina que el sometimiento voluntario por parte del “ciudadano gris” es un agravante de sus hechos, ejecutando algo que por sí solo no haría. A través de escenas de un documental francés, que buscaron recrear el célebre experimento de Millgram, nos permite ver la fidelizacion por llamarlo de alguna manera de las masas, obedeciendo muchas veces de manera ciega y con la impresión de que esta gente genuinamente no siente estar obrando en contra de la ética y moral.

En la segunda parte de la charla pudimos tratar las cuestiones bioéticas con respecto a las marcas en el cuerpo. Los tatuajes hoy en día surgen de diversos motivos para quienes se los hacen sobres sus cuerpos, logrando distinguirse del resto de la sociedad. Un tatuaje puede ser un afecto, una pasión por un equipo de futbol, un amor a una pareja, a la familia, etc.

Paradójico y doloroso es pensar que en la Shoá el objetivo del tatuaje era totalmente lo contrario. Su objetivo principal era borrar toda identidad individual de la persona volviéndolo un ente… uno mas….simplemente un NUMERO…

A través de un corto llamado “JAI” y el libro de historieta “MAUS” vimos como el judío intentaba encontrar en este número que llevaba tatuado un simbolismo de esperanza como ser: sumar los números y que dé 18 el numero de la vida en el judaísmo.

Para finalizar, vimos un corto sobre los muertos en la tragedia de Cromañon y sobre cómo fueron identificados por sus tatuajes, el cual concluyó con la frase de un familiar que me impactó: “Las palabras sobran o no alcanzan cuando lo que hay que decir nos desborda el alma”.

Les dejamos un video con las mejores imágenes:

8 de septiembre de 2010

Poner en acción lo aprendido

Desde Punto IL, procuramos que se haga efectivo nuestro pilar de la acción por lo que instamos a nuestros miembros a activar conforme a lo que aprenden e investigan.

En consecuencia, durante las últimas dos semanas, los miembros de Punto IL tuvimos el honor de compartir tres clases con los adolescentes que se preparan en el Curso de Madrijim Darkei NOAM para ser líderes del Movimiento Conservador Judío.

Vanina Golman, Daniel Cerebrinsky, Florencia Garber, Rocio Piran, Sergio Pisner, Andrés Hidalgo Babour, Abiela Felder y Tatiana Kazakevich, bajo la coordinación de Agustín Ulanovsky, prepararon y dirigieron los encuentros con los cerca de 40 jóvenes futuros madrijim de 16 y 17 años.

En los dos primeros encuentros se trabajó con el afan de que los chicos abran la cabeza sobre qué es Israel y no ceñirla a los dos o tres "cliches" tradicionales; asimismo, se buscó que cada joven encontrara su punto de identificación con Israel y pudiera darse cuenta que en la rica realidad israelí uno puede encontrar puntos inimaginables que lo unan.

En el último encuentro, se pretendió que los futuros madrijim advirtieran que el tema de Israel puede ser tratado desde distintos temas: los derechos de la mujer, el hogar judío, la ecología, el doble estandar y tantos otros.

Estos encuentros, además de pretender transmitir lo trabajado hasta aquí, tuvo también por fin el que los miembros de Punto IL sigan adquiriendo experiencias y capacidades que les permitan hacer oir su propia voz en lo referido a Israel y el Conflicto en Medio Oriente.

Agradecemos a todos aquellos que hicieron esto posible y felicitamos a los miembros de Punto IL por haber superado con creces esta experiencia.

7 de septiembre de 2010

Problemas del doble estándar en el conflicto palestino-israelí

Por Emiliano Senes, miembro de Punto IL

Muchas veces nos hacemos preguntas del tipo: ¿Por qué se critica tanto el accionar del Estado de Israel siendo que sus vecinos se han comportado de una manera inaceptable según el estándar moral occidental? ¿Por qué se habla de los muertos palestinos que provoca Israel pero no de los que provocan contra ellos los mismos gobiernos palestinos o árabes y que suelen ser comparativamente más reprochables? ¿Por qué se ataca a la única democracia en medio oriente y no a la dictadura teocrática impuesta por Hamás en la Franja de Gaza?

Aquellos críticos acérrimos de Israel que suelen ver un solo responsable de la violencia, un solo culpable de la inestabilidad política y social en Medio Oriente utilizan, conciente o inconcientemente, un doble estándar para tratar a israelíes y palestinos, una doble moral que les permite acusar a unos y absolver a otros en el juzgamiento de conductas de similares consecuencias; esto, independientemente de las razones que motiven ese juzgamiento, conlleva serios problemas morales y prácticos para la solución del conflicto y el establecimiento de una paz ininterrumpida.
Estos problemas, que se encuentran enlazados y que siguen un orden causal, pueden ser descriptos de la siguiente manera: a) el establecimiento de una graduación de la aptitud moral; b) la generación de una consecuente situación de no reciprocidad y, como resultado, c) la recompensa de la utilización de la violencia como método legítimo de acción política.

a) La graduación de la aptitud moral

En definitiva, la cuestión radica en encontrar respuesta al interrogante de por qué se le exige al Estado de Israel un estándar moral más elevado que a sus vecinos árabes.

En efecto, al exigir intachabilidad en su comportamiento a los israelíes y no a los palestinos, se establece imprudentemente una graduación de la aptitud moral, en la que -como en toda graduación- existen jerarquías superiores e inferiores: así, aquellas sociedades a las que se les demanda actuaciones irreprochables son implícitamente consideradas como capaces de aprehender elevadas pautas morales y, por tanto, poseedoras de una idoneidad de alto nivel para comprender y respetar todas las normas imperantes de tal carácter; en tanto que aquellas con las que se es menos demandante a la hora de evaluar la calidad de sus acciones, son consideradas tácitamente como moralmente incompetentes, o sea, con una aptitud moral inferior, en el sentido de que su capacidad para distinguir entre lo que está bien y lo que está mal se supone limitada.

Si, por ejemplo, se culpa a los israelíes por utilizar la violencia en reemplazo de la negociación política, pero no a los palestinos por proceder de la misma manera, es porque, oculta o abiertamente, se considera que los primeros están en condiciones de comprender que esa acción es moralmente negativa y por lo tanto se les reprocha con el fin de que cesen de actuar de ese modo; mientras que a los segundos, al no reprochárseles ninguna acción disvaliosa, se los coloca implícitamente en una jerarquía inferior, bajo la consideración de que carecen de discernimiento para entender que esa acción es negativa.

El resultado es que las acciones reprobables de ciertos gobiernos o grupos no son condenadas porque no se conciben como seres moralmente aptos y, por tanto, capaces de comprender el fin de esa condena. Como indica Alan Dershowitz, “(…) el mundo (…) parece aceptar la violencia Palestina como algo cultural. Del otro lado, algo diferente es esperado de los Israelíes. Esto es relativismo cultural cercano al racismo. Esperar menos de los Palestinos, debido a sus quejas, es disminuir su humanidad”

b) La situación de no reciprocidad

La cuestión de la no reciprocidad es expresada certeramente por Hans Magnus Enzensberger, poeta y ensayista alemán, en su obra “El perdedor radical”, aunque allí se refiera más ampliamente al mundo musulmán: “Es normal ver representado a Ariel Sharon con un hacha en forma de esvástica sacrificando a niños palestinos; por el contrario, el mundo árabe se muestra ofendido cuando algún caricaturista se burla de ellos. Se reclama como derecho inalienable la construcción de mezquitas en el mundo entero, mientras que en muchos países árabes es impensable construir iglesias cristianas. (…) Con cara de inocencia herida algunos predicadores del odio exigen la libertad de opinión que declaradamente se proponen abolir”.

El problema se trata entonces de la generación, bajo un contexto de graduación de la aptitud moral, de una situación de no reciprocidad en el comportamiento de los distintos grupos humanos. Esto, aplicado al caso, implica que al no ser esperable que los palestinos se comporten de la misma manera que los israelíes debido a su ineptitud moral, no es posible tampoco exigirles determinadas acciones tendientes a lograr la igualdad en las obligaciones que pesan sobre ellos.

Así, por ejemplo, se conmina a Israel a que se atenga a las resoluciones de la ONU y se lo acusa con vehemencia si no lo hace, mientras que las autoridades palestinas pueden evitarlas sin reproche si no les satisfacen; se intenta obligar a los israelíes a que interrumpan la construcción de asentamientos en el curso de negociaciones bilaterales para dar confianza con miras al resultado final de las mismas, pero no es posible exigir a los palestinos que, en el mismo ámbito, detengan las acciones terroristas o los llamados a la destrucción de Israel (tal lo sucedido durante las negociaciones de paz de Oslo).

En definitiva, mientras existan diferentes grados de aptitud moral, las obligaciones jamás podrán ser las mismas para ambas partes, sino que a cada cual deberá exigírsele de acuerdo a su idoneidad para incorporar pautas morales a su comportamiento.

c) Recompensar la violencia

Como resultado de las cuestiones anteriores surge que la violencia no solo no es castigada, sino que es recompensada al punto tal que aquellos que la ejercen comienzan a concebirla como un elemento invaluable a la hora de alcanzar logros políticos y económicos.

En efecto, si los actos de terrorismo, en vez de generar condenas contra quien los lleva a cabo por la imposibilidad de demandársele consideraciones morales, las provoca contra quien es víctima de ellos por responder a esos actos desde una posición moral supuestamente más idónea, entonces el mensaje es que la violencia paga.

La no reciprocidad o desigualdad en la capacidad de obligarse según estándares morales elevados implica que aquel que pueda alcanzarlos se encuentra en desventaja con respecto a aquel que no, ya que de este último no se puede requerir que cumpla algo que no comprende y, en consecuencia, no es posible exigirle que respete compromisos básicos.

Como señala Dershowitz, “(…) al aplicar este doble estándar, aquellos que son muy duros con Israel, mientras son muy suaves con los Palestinos, realmente estimulan a los Palestinos a optar por el terrorismo por sobre el compromiso y la paz”. A esto también se refiere Shlomo Ben Ami cuando dice que los palestinos padecen de un “exceso de apoyo”: “En cada encrucijada en la que hubiera que tomar una decisión histórica, la comunidad internacional les daba (…) la sensación de que tenían derecho a esperar más y por tanto podían evitar una decisión”.

Así expuesto, el problema de hacer la vista gorda frente a las acciones violentas de los palestinos importa la perpetuación del conflicto no solo porque esas acciones provoquen desconfianza en los israelíes a la hora de sentarse a negociar, sino también porque genera una sensación de que van por el camino correcto, y que en todo caso, si no ha traído resultados favorables, es porque no lo han hecho con la suficiente dedicación.

Conclusión

Como conclusión resta decir que, a diferencia de quienes presentan críticas veraces, objetivas e imparciales dirigidas hacia el Estado de Israel como parte de un análisis de la realidad, el antiisraelismo intransigente acusador y distorsionador no apunta al objetivo que dice querer alcanzar; esto es, el fin del conflicto y el establecimiento de la paz.

En tanto no se comience a tratar a los palestinos como actores con aptitudes morales equivalentes a las de su contraparte y, por lo tanto, susceptibles de ser criticados por sus errores y reprendidos por acciones negativas, no habrá posibilidad de exigirles el apego a sus obligaciones en un contexto de negociación ni de sancionarlos por el incumplimiento de las mismas, lo que en definitiva contribuirá a generar confianza en que la violencia, y no el diálogo, es el recurso adecuado para la solución del conflicto.

4 de septiembre de 2010

Merecía un segundo encuentro

Luego de la muy elogiada actividad del año pasado, Punto IL tiene el honor de realizar una nueva actividad con Juan Jorge Michel Fariña, Titular de la Cátedra de “Psicología y Ética” de la Facultad de Psicología U.B.A.

En el encuentro “Ética y shoá: el testigo del cine” se analizará y discutirá fragmentos cinematográficos ligados al Holocausto.

El encuentro se realizará el Martes 14 de septiembre a las 19:30 hs. en la sede de Hillel Norte (Caseros 1450, Florida). Luego del mismo, habrá pizza party para todos.

Les adjuntamos un mapa para que sepan como llegar a la sede:


¡Los esperamos!