Por Agustín Ulanovsky
La real tragedia del conflicto entre palestinos e israelíes es que uno puede reciclar viejas frases sin perder vigencia. Hace ya varias décadas, Golda Meier decía a la dirigencia palestina: “Entiendo que nos quieran borrar del mapa pero no pretendan que cooperemos con ustedes para lograr ese objetivo”. Los resultados del VI Congreso celebrado por Al Fatah, hace poco más de una semana en Belén, parecen ir en este sentido. Quienes teníamos cierta esperanza de que Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina y jefe de Al-Fatah, sería el dirigente palestino que lograría hacer olvidar al nefasto Yaser Arafat y permitiera superar el conflicto, nos hemos chocamos con la triste realidad.
Llamativamente, poco y nada se ha podido conocer sobre este encuentro. Las pocas noticias publicadas dan cuenta de las divisiones internas de los delegados (la “vieja” y la “nueva” guardia), del intento del partido por recuperar su minada credibilidad ante el electorado palestino y del conflicto originado en que Hamas que no permitió a los delegados de la Franja de Gaza acudir al encuentro. No obstante, ningún medio ha osado denunciar la defensa del terrorismo, la demonización de Israel y las provocadoras precondiciones fijadas por el partido palestino “moderado” para las negociaciones que dominaron en el encuentro.
Entre distintas radicales resoluciones, el Sexto Congreso de Fatah resolvió que no habrá una reanudación de las negociaciones de paz con Israel hasta que todos los presos palestinos sean liberados de las prisiones israelíes, se congele toda la construcción en los asentamientos y se levante el bloqueo de Gaza. Asimismo, se prometió luchar contra Israel “hasta que Jerusalén sea devuelta a los palestinos libre de colonos y asentamientos”.
En una lisa y llana invitación al terrorismo que tantas vidas inocentes ha costado, el Congreso de Al Fatah aprobó una cláusula en su programa político que reconoce el “derecho de los palestinos a resistir la ocupación israelí por todos los medios posibles”. El documento agrega que “se tiene derecho a todos los medios posibles para defender la unidad nacional, la legitimidad palestina y la decisión independiente palestina”.
La defensa de las acciones terroristas no se limitó a ello. El salón de conferencias fue decorado con imágenes de terroristas palestinos suicidas en atentados contra la población israelí, acompañados por repudiables frases del estilo de “El derecho a la resistencia es un legítimo derecho” y “El derecho al retorno es un derecho sagrado que no será cedido”.
Asimismo, en el afán por seguir minando la imagen israelí frente a la población palestina, los delegados de Al Fatah decidieron establecer una comisión especial para investigar la muerte de su histórico líder, Yaser Arafat, con la premisa segura de que se trató de “un asesinato cuyo responsable fue Israel”.
La sociedad israelí se encuentra ya harta de no encontrar salidas ni esperanzas y más aún de darse cuenta que más allá de las concesiones y de los inmensos subsidios, del otro lado se sigue trabajando incansablemente para destruirla. Nada nuevo parece asomar. Volviendo a las viejas pero reciclables frases, recordemos la cita de Aba Eben: “los palestinos nunca han perdido una oportunidad para perder todas las oportunidades”. Nuevamente, la trágica historia se repite.
La real tragedia del conflicto entre palestinos e israelíes es que uno puede reciclar viejas frases sin perder vigencia. Hace ya varias décadas, Golda Meier decía a la dirigencia palestina: “Entiendo que nos quieran borrar del mapa pero no pretendan que cooperemos con ustedes para lograr ese objetivo”. Los resultados del VI Congreso celebrado por Al Fatah, hace poco más de una semana en Belén, parecen ir en este sentido. Quienes teníamos cierta esperanza de que Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina y jefe de Al-Fatah, sería el dirigente palestino que lograría hacer olvidar al nefasto Yaser Arafat y permitiera superar el conflicto, nos hemos chocamos con la triste realidad.
Llamativamente, poco y nada se ha podido conocer sobre este encuentro. Las pocas noticias publicadas dan cuenta de las divisiones internas de los delegados (la “vieja” y la “nueva” guardia), del intento del partido por recuperar su minada credibilidad ante el electorado palestino y del conflicto originado en que Hamas que no permitió a los delegados de la Franja de Gaza acudir al encuentro. No obstante, ningún medio ha osado denunciar la defensa del terrorismo, la demonización de Israel y las provocadoras precondiciones fijadas por el partido palestino “moderado” para las negociaciones que dominaron en el encuentro.
Entre distintas radicales resoluciones, el Sexto Congreso de Fatah resolvió que no habrá una reanudación de las negociaciones de paz con Israel hasta que todos los presos palestinos sean liberados de las prisiones israelíes, se congele toda la construcción en los asentamientos y se levante el bloqueo de Gaza. Asimismo, se prometió luchar contra Israel “hasta que Jerusalén sea devuelta a los palestinos libre de colonos y asentamientos”.
En una lisa y llana invitación al terrorismo que tantas vidas inocentes ha costado, el Congreso de Al Fatah aprobó una cláusula en su programa político que reconoce el “derecho de los palestinos a resistir la ocupación israelí por todos los medios posibles”. El documento agrega que “se tiene derecho a todos los medios posibles para defender la unidad nacional, la legitimidad palestina y la decisión independiente palestina”.
La defensa de las acciones terroristas no se limitó a ello. El salón de conferencias fue decorado con imágenes de terroristas palestinos suicidas en atentados contra la población israelí, acompañados por repudiables frases del estilo de “El derecho a la resistencia es un legítimo derecho” y “El derecho al retorno es un derecho sagrado que no será cedido”.
Asimismo, en el afán por seguir minando la imagen israelí frente a la población palestina, los delegados de Al Fatah decidieron establecer una comisión especial para investigar la muerte de su histórico líder, Yaser Arafat, con la premisa segura de que se trató de “un asesinato cuyo responsable fue Israel”.
La sociedad israelí se encuentra ya harta de no encontrar salidas ni esperanzas y más aún de darse cuenta que más allá de las concesiones y de los inmensos subsidios, del otro lado se sigue trabajando incansablemente para destruirla. Nada nuevo parece asomar. Volviendo a las viejas pero reciclables frases, recordemos la cita de Aba Eben: “los palestinos nunca han perdido una oportunidad para perder todas las oportunidades”. Nuevamente, la trágica historia se repite.
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