22 de enero de 2011

Aprehendiendo y aprendiendo en Vacaciones

Por Agustín Ulanovsky, Coordinador de Punto IL, para http://www.revistamo.org/

Toda vacación, además de un merecido descanso, es una oportunidad para conocer gente nueva. Cualquiera sea el destino, los hostel suelen ser elegidos por los jóvenes pues suelen combinar precios accesibles y ambientes relajados y divertidos. Abiertos y multiculturales, los hostel estimulan a que miles de experiencias sean compartidas, gentes de mundos lejanos se conozcan y otras caras del mundo en el que vivimos puedan ser conocidas.

Durante mis últimas vacaciones en San Salvador de Bahía (Brasil), conocí una de esas historias que permiten creer que el mundo puede ser algo mejor. Jalal Koubati, joven estudiante de Marruecos, se encontraba en Sudamérica visitando a unos viejos amigos. En un fluido español, Jalal me contó sobre sus actuales estudios de Negocios en una Universidad francesa y su dominio de cinco idiomas (marroquí, árabe, francés, español e inglés). A simple vista, resaltaba su voraz intención de conocer el mundo y de que el mundo lo conozca a él. Por eso, no duda en abordar cualquier tema con naturalidad y sencillez.

Sucumbí a mi tentación y le comenté sobre mis experiencias ligadas a Israel y mi posición respecto al conflicto en Medio Oriente. Tamaña sorpresa me llevé cuando Jalil me confesó lo doloroso que es ver como “las pocas diferencias pesan más que las muchas similitudes”. No dudó en atribuir el avance del extremismo islámico a la postergación, la falta de oportunidades y educación que padece gran parte de la población musulmana pero me remarcó que aún son pocos los que adhieren a esas “locas ideas” y que todavía es mucho lo que se puede hacer para detener este sombrío panorama. Jalil no reniega de su identidad (de hecho, en el poco tiempo en el que lo conocí noté que respeta algunas reglas musulmanas como no comer jamón ni tomar alcohol) pero no duda en criticar a quienes fomentan el odio y el desprecio a la vida.

Valga entonces un desafío: el apostar porque la educación y las mayores oportunidades sean quienes enfrenten y venzan definitivamente al extremismo y al terrorismo islámico. Las actuales protestas en Túnez dan cuenta que son muchos los pueblos musulmanes que han sido históricamente postergados por sus corruptos y autoritarios líderes pero que hoy están dispuestos a pelear por mejores condiciones de vida y para disfrutar de muchos de los avances que el mundo actual les puede ofrecer. Occidente no les puede dar la espalda: apostar a que más jóvenes como Jalil accedan a mejores oportunidades y que vislumbren la irracionalidad del odio que pregonan los fundamentalistas islámicos en sus respectivos países es una inversión con beneficios seguros.

Al cabo de un rato, me despido de Jalil con un “Shalom”, a lo que él responde con un “Salaam”. Ambos sonreímos sabiendo que, más allá de las diferencias idiomáticas, estábamos diciendo lo mismo: PAZ.

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